La Anunciación de Pedro Berruguete recupera su esplendor gracias al Programa Iberdrola-Museo 2024 de Conservación y Restauración

La Anunciación de Pedro Berruguete recupera su esplendor gracias al Programa Iberdrola-Museo 2024 de Conservación y Restauración

  • Una de las principales actuaciones de la campaña 2024 del Programa Iberdrola-Museo de Conservación y Restauración ha sido el tratamiento de una obra maestra del Renacimiento español: La Anunciación (c. 1485-1490) de Pedro Berruguete, uno de los pintores más importantes de ese periodo, procedente de una familia hidalga originaria de la comarca de Las Encartaciones (Bizkaia).
  • El programa promueve el desarrollo de un plan de actuación anual cuyo objetivo prioritario es asegurar la integridad material de las obras de arte para su correcta conservación y exhibición. Por otra parte, procura la pública difusión de los resultados de esta labor fundamental del museo.

La Anunciación de Berruguete -cedida en comodato de la colección Arburua a cinco años- ha permanecido prácticamente inédita y se exhibe ahora en el museo de Bilbao recién restaurada para su mejor conocimiento y estudio. Con este fin, el programa ha puesto en marcha una compleja operación de recuperación patrimonial que, gracias al apoyo de la Fundación Iberdrola España, ha reunido a un grupo de expertas.  

La historiadora especialista en pintura hispanoflamenca y del primer Renacimiento Pilar Silva Maroto-jefe de Conservación en el Museo Nacional del Prado hasta 2017- ha estudiado la obra desde un punto de vista histórico y estilístico en el contexto de otras pinturas del autor que tratan la misma iconografía. El resultado de este interesante análisis ha quedado publicado en el Cuaderno del Museo 5.

Por otra parte, los aspectos materiales de la pintura han estado a cargo de Elisa Mora Sánchez- restauradora del Museo del Prado hasta 2021-, que ha realizado el tratamiento sobre elementos pictóricos de la obra, y Mayte Camino Martín- restauradora de marcos del Prado- quien se ha ocupado del tratamiento de los fondos dorados. Ha coordinado el proyecto José Luis Merino Gorospe, conservador de Arte Antiguo del Museo de Bellas Artes de Bilbao.

La Anunciación de Berruguete

De procedencia desconocida, La Anunciación de Berruguete se documenta por una única fotografía fechada en 1916, por la que se deduce que a lo largo de su historia ha sido restaurada antes de pasar, probablemente en la década de 1950, a la colección actual.

Por su estilo, característico de la vuelta de Berruguete tras su estancia en Italia y afín al de otras tablas del pintor, esta Anunciación formó parte de un retablo con escenas de la vida de la Virgen que fue realizado hacia 1485-1490, quizá para alguna iglesia palentina. 

Siguiendo la iconografía tradicional, la escena se sitúa en un interior palaciego cuya profundidad se construye empíricamente a través de las líneas de fuga de la arquitectura y, sobre todo, del embaldosado del suelo, que ocupa la mitad inferior de la estancia.  Protagoniza la superior un rico tapiz dorado que cuelga en la pared del fondo y enfatiza la solemnidad del momento.  

La Virgen María, con túnica roja y manto azul, detiene la lectura de los textos sagrados para recibir el mensaje de san Gabriel. Suspendido en el aire, el arcángel porta en la mano izquierda un cetro con la filacteria de saludo a María y le anuncia que va a ser madre de Jesús. La paloma del Espíritu Santo sobrevuela el instante. 

La luz de la composición procede principalmente de la derecha y provoca las sombras que proyectan el atril de madera, el vaso con flores o el ángel suspendido en el aire. A la izquierda, un arco da paso a un pórtico con columnas que deja entrever un paisaje. 

La sobriedad de elementos narrativos propia del arte italiano es compensada aquí por el uso abundante de oro -la colgadura del fondo, el nimbo, el cojín sobre el que se arrodilla la Virgen y la capa del ángel- propio de la pintura castellana. La capa recuerda, por la rica 

decoración del tejido, a algunas pinturas del flamenco Van Eyck, que Berruguete pudo estudiar durante su estancia en Urbino. A la izquierda, la columna del pórtico evoca una arquitectura de aire italianizante, mientras que el banco a la derecha presenta una tracería propia del gótico castellano. Todos estos elementos hacen de esta Anunciación un buen ejemplo del arte de Berruguete, un pintor que supo crear un estilo propio con el conocimiento directo de las principales escuelas de su época. 

Pedro Berruguete  (Paredes de Nava, Palencia, c. 1450-¿Madrid?, 1503) 

Pedro Berruguete perteneció a una familia hidalga originaria de Las Encartaciones (Bizkaia), desde donde su abuelo llegó a Paredes de Nava hacia 1430 acompañando a Rodrigo Manrique, recién nombrado conde de Paredes. Realizó su primera formación en Castilla con un pintor hispanoflamenco. 

Sin duda fueron sus relaciones familiares las que favorecieron que fuera a completar sus estudios a Italia (c. 1472-1473), bien con los Manrique, bien con los Mendoza, al ser entonces obispo de Palencia Diego Hurtado de Mendoza, sobrino del cardenal Mendoza, que ya había estado en Italia acompañando a su padre, el conde de Tendilla. Tampoco hay que descartar la posible mediación de su tío, Pedro González Berruguete, miembro importante de la orden dominica. 

A su llegada a Italia, se le documenta en Urbino, donde trabajó para el duque, al que representó en el Doble retrato de Federico de Montefeltro con su hijo Guidobaldo (1476- 1477, Museo Nacional de las Marcas, Urbino). Durante su estancia en el país, Berruguete pudo conciliar el arte flamenco, en el que se había formado, con el italiano, a la par que accedió al arte clásico. Gracias a ello aprendió a representar el desnudo y la figura humana en movimiento, dotándola de mayor volumen y monumentalidad.  

De vuelta en Castilla, Berruguete desarrolló su labor entre 1483, en que se le documenta en la catedral de Toledo, y fines de 1503, cuando falleció. Las obras que realizó en todos esos años difieren de las que hizo en Italia.

Tuvo que adaptarse entonces al gusto de los comitentes y al carácter de los encargos, en su mayoría retablos, que debía ejecutar en un plazo más corto y por un precio menor. A esto hay que añadir que lo que apreciaban en ellos era la abundancia de oro, a la que otorgaban un valor mayor que a la mano del artista. Son pocos los ejemplos que nos han llegado de obras independientes de esa época en las que Berruguete hizo gala de la originalidad de su estilo, con un evidente conocimiento del arte flamenco y del italiano, así como la influencia que ejerció sobre él el ambiente castellano de su tiempo. Buena prueba de todo ello es la Anunciación de la Cartuja de Miraflores en Burgos (1495-1500), costeada por la reina Isabel la Católica. 

Tratamiento de Conservación y Restauración 

Realizada entre septiembre de 2024 y marzo de 2025, la intervención de conservación y restauración de este óleo sobre tabla ha perseguido la recuperación del equilibrio visual que, a lo largo de sus más de cinco siglos de existencia, se ha visto comprometido a causa de diversos factores. Para abordar el tratamiento se ha requerido de dos especialidades diferentes, para la capa pictórica y para los elementos dorados respectivamente, restituyendo así la belleza y la armonía del conjunto. 

Capa pictórica 

Los estudios preliminares previos -pruebas técnicas de rayos X, infrarrojos y ultravioleta, entre otras- confirmaron la presencia de grietas superficiales, levantamientos del color, orificios de salida de xilófagos, arañazos y pequeños hundimientos. También pudieron observarse algunos craquelados, algunos posiblemente provocados por el calor procedente de velas. En la capa pictórica se distinguían diversas pérdidas y alteraciones del color, así como barnices oxidados y un denso estrato de suciedad ambiental que daban a la obra un tono mate y apagado.  

La restauración se inició con el fijado del color en las grietas y zonas que lo requerían, para continuar con la limpieza de la superficie pictórica y la eliminación de barnices oxidados. A continuación, se realizó el estucado de lagunas en la capa pictórica que, una vez nivelado, sirvió de base para la reintegración cromática con materiales reversibles, aportando así unidad visual a la obra. Por último, se aplicó un barniz para unificar el brillo y el color. 

Dorado 

Las partes doradas de la obra -el manto del ángel, el almohadón sobre el que se apoya la Virgen, el nimbo y el tapiz- siguen las características propias de los motivos en oro de Berruguete: tono cálido, uso de veladuras rojizas y marrones para dar volumen y trabajos de buril con gubias, troqueles y punzones para crear cenefas y otras decoraciones, generalmente vegetales.

Como en el caso de la pintura al óleo de las figuras, la arquitectura y el paisaje, el dorado había sufrido cambios por diversos avatares: pérdidas matéricas y de adhesión de los estratos sobre el soporte por el paso del tiempo y restauraciones antiguas a pincel que con el tiempo se habían oscurecido y otras con buril de calidad inferior a las originales. Todo esto producía una confusión visual que impedía comprender el virtuosismo técnico y la equilibrada belleza de los dorados de Berruguete.

El tratamiento de conservación y restauración comenzó regenerando la cualidad adhesiva de los materiales y se consolidaron los estratos sobre el soporte de madera. Luego se efectuó una limpieza de la suciedad acumulada y se atenuaron los repintes y retoques de intervenciones anteriores sobre el oro original para comprender la superficie a tratar. A continuación, se estucaron y reintegraron a pincel tanto las pérdidas matéricas como las decoraciones a buril.

Para la reintegración del dorado se empleó, principalmente acuarela dorada. Como para la capa pictórica se aplicó un barniz final de protección. 

Además de restablecer el lujo visual del conjunto, la restauración ha permitido recuperar detalles como el nimbo de la Virgen o los rayos de la paloma del Espíritu Santo, al tiempo que ha devuelto la profundidad espacial y la elegancia cromática propias de uno de los mejores pintores del Renacimiento español. 

Iberdrola, con la promoción del arte y la cultura

Iberdrola, desde su creación, ha estado comprometida con el desarrollo energético, cultural y social de las comunidades en las que está presente. En este sentido, la Fundación Iberdrola España representa un paso más en dicho compromiso, mediante el impulso de iniciativas que contribuyen a mejorar la calidad de vida de las personas. Una de las áreas en las que centra su actividad es el desarrollo cultural y, especialmente, el cuidado y mantenimiento de las riquezas culturales y artísticas.

En este ámbito se enmarca la colaboración con el Museo de Bellas Artes de Bilbao, que incluye el programa de Conservación y Restauración, la creación de becas formación e investigación en el campo de la conservación y restauración de las obras de arte y la colaboración en el desarrollo de actividades didácticas específicamente ideadas para dar a conocer la colección del museo a públicos con  actividades didácticas específicamente ideadas para dar a conocer la colección del museo a públicos con necesidades especiales por discapacidad visual o cognitiva, o programas de inserción social.